
Este modo tecnocrático y selectivo de pensar y de hacer en educación se sustenta en la idea (no escrita en declaraciones formales) de que, sólo salvaguardando, favoreciendo y garantizando la ‘óptima’ educación de las élites culturales, económicas o profesionales del país podremos protegernos, como colectividad, de las turbulencias de un futuro incierto y salvajemente competitivo. Esta idea se complementa con la falacia interesada de que… una vez hayamos alcanzado esa ‘optimización’, irá llegando financiación y más cobertura al resto de la sociedad y al sistema educativo en su conjunto.
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Innovar para no cambiar – Foro De sevilla